Alicante

Las palabras de la tribu

Se asigna el nombre de alicante a un reptil ofidio. De color gris con manchas negruzcas en el dorso, es una especie de víbora que por su gran tamaño inocula mayor cantidad de veneno y, por tanto, su mordedura es más peligrosa: Si te pica el alicante, llama al cura que te cante.

Se trata de un animal algo misterioso que se presta a fantasías: Todos lo nombran, todos lo temen por los efectos de su ataque y mordedura, pero nadie lo ha visto. Algunos relatan la leyenda de la culebra que se desliza desde el tejado y, penetrando en las alcobas por el techo, llega hasta el regazo de la recién parida para mamar del pecho mientras mete el rabo en la boca del crío para que no llore…

Según la ya atenuada definición del DRAE (“Especie de víbora de siete a ocho decímetros de largo y de hocico remangado. Es muy venenosa y se cría en todo el mediodía de Europa”) debe tratarse de la ‘víbora hocicuda’ por su hocico respingón. Ya desterrada de la zona, hoy en día es la ‘culebra de herradura’ la que más méritos presenta para lucir el sambenito de alicante; por la semejanza del diseño dorsal a base de rombos oscuros, especialmente cuando se quiere exagerar su tamaño y peligrosidad. Además suele frecuentar las construcciones humanas.

El Diccionario de Autoridades (y posteriores) pinta el alicante con trazos no menos quiméricos y malignos: “Especie de culebra conocida en tierra de Sevilla, corta como de vara y media, gorda como la pierna de un hombre, la cabeza mayor de lo que corresponde a este tamaño. Tiene muchos dientes como colmillos de gato. […] Es ferocísima, y embiste aunque no la inquieten. Su veneno es mortal, y a más de esto es tanta su fuerza, que suele despedazar y matar a un hombre. Hállase rara vez”. Y tan rara.

A la legua se ve que el informante sevillano, era una miaja exagerao (y supersticioso). Cuanto más tratándose de culebras. En Extremadura se dice “Si el liso viera y la víbora oyera no habría hombre que al campo saliera” parejo al portugués “Se a víbora ouvisse e o alicanço visse…”  El liso ‘eslizón, especie de lución’ es el licranço (del árabe aqrab ‘alacrán’) o alicanço portugués. Y en esta palabra germinó el huevo de donde surgió la bicha. El engendro fue engordando, bien alimentado por la imaginación popular.

Reyes Huertas emplea alicante en una de sus «Estampas campesinas extremeñas»:

—¿Tú sabes que fue víboro?
—Víboro, como pa hacerse pronto alicante. Con las placas de la cabeza verdosas y las rayas del cuerpo festoneás. Tuve tiempo de verlo bien cuando corría.

©Juan-José Becerra Ladera

2 Comentarios

Tu aportación