Zurrimicle es el nombres con que se conoce al ‘cernícalo, una pequeña ave de presa’ en Feria. En aquel risco hay un nío de zurrimicles.
Se trata de una de tantas variantes locales con que se designa a esta rapaz en Extremadura: Santos Coco aporta para el «Vocabulario Extremeño» cerramíquele, cerramícalo y zurremícale; por su parte Zamora Vicente recoge en Mérida y sus cercanías estas otras: cernical, cerníquele, cerremicle y zurrumicle. Esta última se oye también en La Raya con surrumicle, por seseo.
Procedentes todas ellas, como cernícalo, del latín cernículum ‘cedazo, cribo’, por el vuelo pausado y oscilante cuando busca su presa cerniéndose en el aire.
El proceso de cernícalo hasta zurrimicle, se podría reconstruir partiendo de las formas cernícale y cerníquele, con desarrollo posterior de un e de refuerzo en la articulación de la r implosiva (cerreníquele), contracción por pérdida de la vocal postónica y cambio de nasal: zurremicle o zurrimicle.
Tal como aparece empleada por José Muñoz Gil en La Villa de Feria:
El zurrimicle insiste en mantenerse quieto en un punto indefinido del azur. Aletea y escudriña el suelo.
También mical y mícale, forma esta última que es la utilizada por Luis Chamizo en «El desconcierto» del Miajón de los Castúos:
Destirajando la copla
y queándose un momento
lo mesmito que los mícales
jacen parás en el cielo.
Otros nombres vernáculos de esta ave en Extremadura son aguilucho (Fuente del Maestre), gavilucho (en Amendralejo), gaviloche (Fuente de Canto) y gavilacho (Fregenal de la Sierra).
Otro origen tienen nombres como ajorrillo (Ahigal), francello (San Benito Contienda), garrapiña (Villamiel), garrapiñu (Perales del Puerto) o millafri (Olivenza).