Andancia

ANDANCIA

Andancia es una ‘enfermedad epidémica pasajera y de no mucha importancia’. Y como tal se va propagando de unos a otros. Puede ser una diarrea estival o una gripe invernal que ocasiona cansancio y algo de fiebre; e incluso la viruela o el sarampión: Hay mucha gente con molestias, tiene que haber andancia.

Aunque anda por estas tierras, el Diccionario localiza andancia en Andalucía y América (México, Panamá y Rep. Dominicana) remitiendo a la más extendida andancio, forma masculina localizada ya en el dialecto astur-leonés (andanciu ‘enfermedad del tiempo, epidemia’). Y así la emplea Concha Espina en «La esfinge maragata», novela en la que abundan palabras de La Maragatería:

—Del andancio de las reses y de la quebrantanza de las cosechas también tiene la culpa —añadió Pedro rencoroso. (Se refiere a la tía Gertrudis, que por venganza le hacía mal de ojo y se le morían los hijos al tío Juan, que la rechazó de moza).

Y Lamano en su «Vocabulario vulgar salmantino» recoge andancio como ‘enfermedad epidémica que se va propagando de unos a otros’: Pero bien sabe usted que en la familia no ha padecido nadie de ese andancio.

En la provincia de Cáceres predomina igualmente el masculino andancio o andanciuEndancio en «El habla de Las Hurdes» de Velo Nieto. Mientras que andancia aparece ya en Feria y en otras localidades de la Extremadura más sureña como Valencia del Ventoso, Bienvenida, Usagre, Hornachos, Campillo de Llerena, Cabeza del Buey, Higuera de Vargas, Puebla del Maestre, etc.

En las Islas Canarias reaparece andancio: Cuando cunde una epidemia de esas en las islas, ya sea con tos, mocos, o con dolores de barriga y consecuencias, se dice: ¿Qué tiene Fulano? Y la contestación es: El andancio. Eso que anda.

Andancio procede del latín adnatio ‘excrecencia, brote’ –de enfermedad en este caso– derivado de natio ‘nacimiento’ (del latín nasci ‘nacer’), seguramente a través del gallego andazo ‘dolencia leve de carácter epidémico, contagio’ y el portugués andaço ‘qualquer doença de carácter epidémico, contagio’, relacionado con el italiano andazzo: Essere andazzo di malatía ‘estar enfermo©’. De acuerdo con la tesis de Corominas y Pascual.

En su expansión andancio se contagió muy pronto de andar (latín ambulare) y sus derivados hasta igualarse con andancia (antiguamente ‘andanza’), para concordar con el género de la palabra enfermedad a la que alude su significado. Etimología que siguen muchos repertorios locales y que, para evitar complicaciones, refrenda la Academia.

Hermosa palabra ya en franco retroceso, arrinconada (como todo lo rural) en este caso por el artificioso léxico de los médicos plagado de tecnicismos como virus, bacteria, gastroenteritis o epidemia.

Mouton y Grijelmo en su obra «Palabras moribundas» se lamentan de este descalabro que viene sufriendo el rico vocabulario rural:

Así que andancio, andancia es una palabra de pueblo con todo el respeto y todo el orgullo de serlo, lo que viene a confirmar que en los pueblos se habla mejor que en la ciudades, lo que pasa es que la gente de los pueblos no lo sabe y cree que usa palabras vulgares cuando en realidad tiene palabras hermosísimas.

©Juan José Becerra Ladera


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