Flama

Las palabras de la tribu

Flama es ‘la oleada de calor ardiente producida por el aire en calma excesivamente caldeado’. Nos produce ese agobiante sofoco propio de los días más tórridos del estío. La calle es un horno, la flama de la siesta cae a plomo.

Ya el diccionario de Autoridades observa que flama ‘es lo mismo que llama’ (del latín flamma ‘lengua de fuego’), agregando que ‘se toma también por excesivo calor, ardor o bochorno’. Se trata de un arcaísmo conservado en Extremadura y Andalucía.

Muy extendida en la provincia de Badajoz, también aparece en la Alta Extremadura: En Las Hurdes, flama es ‘reverberación del calor en época estival, bochorno, asfixia’.

Especialmente viva y palpitante en la localidad de Feria, cuando es muy intensa, se emplea a veces el aumentativo: No salgas a la calle con este flamazo.

Santos Coco recoge el término en su «Vocabulario Extremeño» (que incluye Viuda en su diccionario): Flama, f. Oleada de calor ardiente que hay en los días de solana. ¡Qué flama hace! (Muy corriente en toda la provincia).

Reyes Huertas emplea flama y vaho de fuego con el mismo valor de ‘vaharada o emanación de calor  abrasador’ en su novela costumbrista «La sangre de la raza»:

De la tierra se desprendía un vaho de fuego, una flama que hacia retemblar el paramo amarillento del rastrojo.

Jesús Carrasco, unido por lazos familiares a nuestro pueblo, emplea esta palabra en su novela «Llévame a casa» (2021) al relatar la muerte del padre de Juan:

Ayudan el alcohol, la flama, la sequedad del aire y, sobre todo, el tener ya el padre bajo tierra y no expuesto en un frigorífico mortuorio.

©Juan-José Becerra Ladera

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