Clisao

CLISAO

Se dice que está clisao el individuo ‘absorto, con la vista perdida o mirando fijamente alguna cosa’. El zagal se quedó clisao al ver el tren de juguete.

Con el verbo clisarse ‘quedarse con los ojos fijos, como pasmado y sin pestañear’. Porque está como ausente y ajeno a la realidad.

Del antiguo clis o clise ‘eclipse’, forma tradicional hasta la restitución del culto eclipse del que procede. Cris en boca de Pedro el cabrero, que ya don Quijote se apresura a corregir (El Quijote, 1605): “Eclipse se llama, amigo, que no cris, el escurecerse esos dos luminares mayores”Crisarse el sol, en la Recopilación de Sánchez de Badajoz: Este año se crisó el sol las once partes (Farsa de Abraham 1554. Obra dedicada al Don Gómez Suárez de Figueroa, V Conde y I Duque de Feria).

También en Andalucía. El caló clisos ‘ojos’ proviene de la forma arcaica y dialectal clisarse ‘mirar fijamente’ (por eclipsarse, del griego ekleipsein ‘abandonar, desertar’ a través del latín).

En La Serena y La Siberia clisarse es también ‘girar o bailar el trompo o repión serenamente sin desplazarse de un punto fijo’: Tu repeón se clisa y parece que no se mueve. Al mío le tengo que poner otra puga porque escarba.

Clisao aparece al final del cuento popular El cura de las Casas (de Don Pedro) recogido por Rodríguez Pastor (2000):

Asín que, por la noche, el fulano, como estaba tan clisao mirándole, y creía que le había visto, pos, se lo tiró por la puerta.

Juan José Becerra, autor de estas líneas, emplea esta palabra en su poema dialectal «La Proseción»:

Y no es para menos
qu’hasta el mesmo sol
se quea clisao
al vela pasar
entre los hermanos.

©Juan-José Becerra Ladera

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