Quedar

Las palabras de la tribu

El verbo quedar es intransitivo en todas sus acepciones (Se quedaron en casa). En Feria se emplea también con el valor transitivo de ‘dejar’ (Los he quedao en casa): Me he quedao el paraguas en tu casa; quedaremos al niño con la abuela. También en este conocido refrán:

Cuando Sierra Vieja lleve capa, no quedes la tuya en casa.

De gran extensión y vitalidad en Extremadura: Zamora Vicente en «El habla de Mérida y sus cercanías» (1943) atestigua que: “Quedar significa ‘dejar, abandonar, olvidar’: me has quedado dos horas esperando; me he quedado la gorra; te quedas todo en casa; el difunto ha quedado tres hijos, etc. Tiene además su valor castellano de ‘quedar, permanecer’. Con la significación de ‘dejar’ aparece en el Arcipreste de Hita: fasta que pasa agosto non quedan de rrebusnar”.

El «Diccionario Panhispánico de Dudas» confirma que es verbo intransitivo, advirtiendo que “Es impropio del habla culta su uso como sinónimo de dejar”: Quedé el abrigo en casa y ahora tengo frío”.

En las expresiones:
Quedar a la mejor mula sin manta: Dejar a dos velas o desabastecido al mejor bebedor (por ejemplo).
Quedar a uno en el sitio: Dejarle muerto en el acto.
Quedar to en tal está: Dejar todo patas arriba, sin orden ni concierto.
Quedar para simiente (irónico): Llegar a una edad avanzada, no morir nunca; como el portugués ficar para semente.

Con el mismo valor de ‘dejar’ aparece en esta retahíla infantil que se solía recitar arrojando un puñado de sal para que surtiera el efecto deseado:

Sabañones, tengo,
sabañones son,
aquí te los quedo;
quédate con Dios.

Otros verbos empleados en Feria con valor transitivo son caer (por tirar, derribar) y entrar (por meter). Y con este valor los pone Jesús Carrasco en boca de Marcial el corito vendedor de la casa en su relato «Una auténtica ganga» (aparte de con su propio valor transitivo con el que también aparecen en ambos párrafos):

Por aquí entraban las bestias… Mis padres tuvieron burro, como quien dice, hasta ayer. Lo entraba el hombre por aquí cuando llegaba del campo y lo llevaba hasta el corral.
Lo malo es que el ayuntamiento no deja que se caigan las bóvedas, que son típicas de este pueblo. Pero vamos, la gente las aguanta un tiempo y una noche les quitan tres o cuatro puntales y después de un invierno de tormentas se cae el techo y a ver quién va a decir nada..

©Juan José Becerra Ladera

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