Barranco

Las palabras de la tribu

Un barranco es una especie de bancal o calzada, un rellano elevado ante la puerta de la casa más alta que el nivel de una calle con pendiente: Al llegar la noche, los vecinos se sentaban en los barrancos para tomar el fresco.

Cuando el relieve lo requiere cada puerta tiene su propio barranco, pero en ocasiones hay un barranco para salvar el desnivel de toda una acera de casas, como en las calle del Cano, los Mártires o Zafra.

Palabra de origen prerromano que recoge el DRAE (→barranco) como sinónimo de ‘despeñadero, precipicio’. Dada la configuración del terreno, a menudo habría que salvar y contrarrestar desniveles y auténticos barrancos para que personas y animales domésticos pudieran acceder sin necesidad de escaleras al interior de las casas.

Para el borde en pendiente o quiebra de un terreno se emplea el femenino barranca.

José Manuel Martínez Buzo emplea barranco con este sentido en «El pueblo que viví» (2000):

El invierno era más triste, nos recogíamos más temprano y alrededor de la camilla se desarrollaba la velada. Sin embargo en verano, sacábamos al barranco, cojines sillas y butacas prolongándose la tertulia hasta muy tarde porque a ella siempre se agregaban amigos y familiares.

Según el «Diccionario de Madoz» (1847) en la entrada dedicada a Feria:

Tiene 456 casas pequeñas y de dos pisos, habitable el bajo y destinado el segundo para granero; en 19 calles irregulares, pendientes, mal alineadas, de piso incómodo y divididas algunas por barrancos de 1 a 2 varas de profundidad, con escaleras para pasar de una a acera a otra.

©Juan-José Becerra Ladera

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