Murciégalo

MURCIÉGALO

Murciégalo es la forma etimológica que se mantiene viva entre nosotros de este mamífero volador nocturno. En Feria los muchachos lo persiguen al anochecer con una caña o palo largo al son de esta letrilla:

Murciegalito ven
que te llama la sartén
con un palo de higuera
para darte en la molleja.

Murciégalo es la única forma que recoge Covarrubias en su Tesoro (de 1611), pues murciélago es una alteración posterior por metátesis o trueque de consonantes que prevaleció en la lengua estándar.

Procedente del latín mur caeulus, que viene a significar ‘ratoncito ciego’, por su aspecto de ratón carente de vista.

Morcego en portugués de donde proceden las variantes mursego (en Olivenza) y murcéganu (en Val de Xálima).

Otras nombres que recibe en Extremadura este mamífero volador son: Mordigallo (en Siruela), murcigalo (en Campanario y Campillo de Llerena), gaspache (en Acehúche y Casas de Millán), calapachito (en Serradilla) y surracaño (en Fuente del Maestre).  

Cachupino (en Ceclavín y Zarza la Mayor), forma que emplea Herrero Uceda en el libro de relatos «Mamaeña»:

Los cachupinus, que muestran querencias por estas ruinas tan desolás, volaban inquietus y tou se iba llenandu, pocu a pocu, de sombras y más sombras.

Francisco de Quevedo suele emplear la forma primitiva murciélago como en esta estrofa:

Por matar, mata las luces,
y si no le alumbra el sol,
como murciégalo vive
a la sombra de un rincón
.

©Juan-José Becerra Ladera

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